Autor: Carlos Grau Pérez
Afortunado el hombre que
tiene tiempo para esperar
Luis está mirando por la ventana lo que está haciendo Daniel en este momento. No, eso no es posible. En todo caso podríamos decir que Luis está mirando en este momento lo que estaba haciendo Daniel.
Uno siempre observa lo que estaba sucediendo, no lo que está sucediendo. Esto es consecuencia de que la velocidad a que se desplazan los fotones que nos permiten ver la imagen no es infinita. Siempre observamos el pasado. Esto puede ser una buena noticia para aquellos que piensan que todo tiempo pasado fue mejor.
A la restricción para poder observar el presente que imponen las leyes de la física, se le suman a veces, las propias dificultades del observador. No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere escuchar. Quien no quiere oír, no escucha ni siquiera los gritos. Quien quiere entender, entiende incluso sin que le hablen.
Cuando conocer lo que está sucediendo en este momento en la realidad es un requisito para poder incidir adecuadamente en ella, conocerla con un desfasaje temporal genera inconvenientes. Esto sucede, particularmente, en circunstancias en que con el paso del tiempo los problemas se pueden agravar. No es lo mismo enfrentar un caso de apendicitis que un cuadro de peritonitis. En los casos en los que el diagnóstico se retrasa el tratamiento suele ser muy dificultoso. No es lo mismo reaccionar el 7 de febrero que el 23 de marzo. La indefinición es el ladrón de la oportunidad.
Algo similar ocurre con el impacto que tiene la evolución de la cantidad de contagios de coronavirus. Cuando esta se acelera, a partir de determinado momento, los problemas pueden crecer en forma no lineal. Es decir, más que proporcionalmente y generar situaciones graves. Una apendicitis se puede transformar con el paso del tiempo en peritonitis, si es que no se toman medidas oportunamente.
Un mes de crecimiento del número de contagios a una tasa elevada genera consecuencias negativas en la salud de la población y costos asistenciales adicionales. La campaña de vacunación en Uruguay comenzó en marzo de este año, mientras que en otros países de la región comenzó en diciembre del año pasado. Fue así en Chile, Costa Rica, México y Argentina. ¿Qué hubiera significado haber empezado a vacunar al menos un mes antes?
Por un lado, se hubiera ganado en resultados sanitarios y habría disminuido la probabilidad de llegar a situaciones graves de colapso en algunos servicios asistenciales, como las que hoy se están presentando en el país. Además se hubieran evitado gastos innecesarios. En un mes adicional de pandemia, tomando los valores promedio de los últimos tres meses como referencia, se realizan alrededor de 224.000 hisopados, se emplean 2.900 días de camas de cuidados intensivos (CTI) para pacientes con Covid-19 y se pierden 300.000 días de trabajo, como consecuencia de la cuarentena que es necesario realizar. Lo anterior genera un gasto mensual de, aproximadamente, 30 millones de dólares.
Por otro lado, en momentos de escribir esta nota existe una preocupación fundada de que, como consecuencia del empinamiento que viene presentando la curva de contagios, la necesidad de camas de cuidados intensivos pueda superar en un par de días la cantidad de camas disponible en el país. No hay, o al menos no las encuentro, palabras para expresar lo que esto implicaría. Afortunadamente, porque más vale tarde que nunca, el gobierno ha anunciado que, en una carrera contra el tiempo, está trabajando para incrementar la cantidad de camas disponibles. En el día de hoy (27/3) múltiples gremiales de la salud reclaman medidas urgentes para evitar lo que entienden es una catástrofe sanitaria inminente, derivada de la saturación de las camas de CTI (1). A veces nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.
No obstante existen visiones que no son tan optimistas sobre el tema, “Respecto a los CTI, Arturo Briva, médico intensivista perteneciente al GACH, dijo al semanario [BRECHA] que las medidas anunciadas son apenas un titular. No se pueden meter 129 camas en dos días. Suena ambicioso, por no decir irreal”. (2) Los hechos terminarán teniendo la última palabra.
El momento en que se llega a un determinado lugar después de un desplazamiento entre dos puntos depende de tres factores, la distancia a recorrer (podemos vincularla a la cantidad de vacunas a dar), la velocidad promedio del desplazamiento (podemos asociarla a la velocidad de la campaña de vacunación) y del momento en que se inician las acciones.
Afortunadamente, Uruguay cuenta con un sistema de salud que, a pesar de las dificultades que existieron en la gestión de la agenda, permitirá avanzar rápidamente en la campaña de vacunación. Lamentablemente, el impacto de haber empezado tarde a vacunar no se recupera con una campaña que progrese rápidamente.
Sea cuál sea la velocidad con la que se avanza en la campaña, si se empieza un mes después, se terminará un mes después. Por tanto, el país va a tener al menos un mes adicional de pandemia que se podría haber evitado.
Tomando como referencia que se vacunan 35.000 personas por día (valor correspondiente al promedio de las personas vacunadas diariamente entre el 22/3 y el 25/3), habiendo comenzado a vacunar un mes antes, hoy tendríamos 770.000 personas más vacunadas que las 452.000 que efectivamente se tiene al día de escribir esta nota. Asumiendo que se alcanzará la denominada inmunidad de rebaño cuando se llegue a vacunar el 70% de la población podríamos haberla alcanzado en el transcurso del mes de mayo. Hasta el presente, no se sabe en qué momento efectivamente se alcanzará la esperada inmunidad, pero lamentablemente no será lo pronto que hubiera sido posible y necesario.
Si bien como norma es deseable anticipar en el tiempo las medidas de carácter preventivo, en otros contextos puede ser conveniente dejarlo pasar. En el manejo del tiempo no hay recetas de carácter universal. Los procesos de añejamiento de algunas bebidas son un ejemplo del efecto positivo que puede tener esperar a que llegue el momento adecuado. Los vinos jóvenes son los únicos consumidos sin añejar. En el otro extremo, los vinos gran reserva se consumen con un añejamiento mayor a diez años.
Para determinar la mejor forma de enfrentar el gasto derivado de la pandemia es necesario incorporar en el análisis la variable tiempo, la que hasta el momento, entiendo, ha sido omitida, al menos en el tratamiento público del tema. Me interesa el futuro porque es el lugar donde estaré el resto de mi vida.
El financiamiento de un gasto adicional se puede realizar con ingresos corrientes, o de existir acceso al crédito, con endeudamiento. La conveniencia de emplear una u otra opción no tiene siempre una respuesta trivial. ¿Es conveniente reincidir como fue anunciado recientemente, en la aplicación del impuesto coronavirus? La respuesta a esta pregunta queda pendiente para una próxima nota.
A forma de adelanto, va un trozo de Taxman de los Beatles, “Déjame decirte cómo será, uno para ti diecinueve para mí, porque soy el recaudador de impuestos. Si el 5% te parece poco, agradece que no lo tome todo.” (3)
Hagamos ya lo que se pueda hacer hoy, para poder hacer mañana lo que no se puede hacer hoy.
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(*) Carlos Grau Pérez es Economista, Investigador del CINVE. Master en Economía por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica
(1) https://www.elobservador.com.uy/nota/gremiales-de-la-salud-piden-medidas-para-evitar-catastrofe-sanitaria-inminente-en-atencion-de-cti-202132718203
(2) Semanario Brecha (26/3/2021); https://brecha.com.uy/el-hijo-tenaz/
(3) https://www.youtube.com/watch?v=l0zaebtU-CA