Uno de los principales desafíos que enfrenta la política económica en el presente es encontrar una estrategia de crecimiento sostenido, que permita alcanzar altas tasas de crecimiento económico en el largo plazo. Actualmente se ha planteado el debate, tanto en el ámbito académico como en la opinión pública, sobre la efectividad del manejo del Tipo de Cambio Real (TCR) como herramienta para fomentar el crecimiento económico. Dicho debate surgió a partir de la sostenida caída del TCR en Uruguay desde setiembre de 2002, lo que ha dado lugar a cuestionamientos sobre si la economía uruguaya enfrenta nuevamente una situación de “atraso cambiario”.
El objetivo del presente trabajo es responder básicamente dos interrogantes. La primera, si es posible definir el TCR como instrumento de política, intentando mantenerlo en un nivel competitivo (es decir sobrevaluado) respecto al resto del mundo. La segunda, si esta estrategia es efectiva para fomentar el crecimiento económico en el largo plazo.
El trabajo empírico realizado responde la primera cuestión. Los resultados permiten afirmar que se verifica el cumplimiento de la Paridad de Poder de Compra (PPC) en el largo plazo. Utilizando datos anuales se constató empíricamente (a través de dos metodologías) que entre 1913 y 2004 la hipótesis de PPC se verifica tanto para Uruguay, como para Argentina y Brasil. Adicionalmente, analizando un período más corto (1980 a 2005) y con datos de frecuencia mensual, se comprobó que los TCR bilaterales de Uruguay, Argentina y Brasil con EE.UU comparten una única relación de equilibrio, en la que el TCR de Uruguay es causado por los de Argentina y Brasil. De esta forma, en la medida que el TCR es una variable que fluctúa alrededor de su nivel de equilibrio, cualquier política que intente mantener “artificialmente” el TCR fuera de ese nivel sería insostenible en el largo plazo. Esta conclusión se refuerza con el análisis de mediano plazo que muestra que existe una suerte de determinación del TCR de Uruguay a partir de la evolución de los propios de los países vecinos.
Con respecto a la segunda interrogante, que implica analizar si un TCR competitivo contribuye al crecimiento económico (entendiendo por esto un nivel de TCR sobrevaluado, por encima de su valor de equilibrio de largo plazo), se ha encontrado evidencia en la literatura económica de que niveles subvaluados del TCR están negativamente relacionados con el crecimiento económico. Por su parte, si bien se halló cierta evidencia de que niveles sobrevaluados del TCR repercute favorablemente (aunque transitoriamente) sobre el crecimiento, dicha evidencia no es robusta. No obstante, se encontró que evidencia robusta de que niveles estables del TCR influyen favorablemente sobre la performance económica, mientras que la volatilidad del TCR afecta significativamente la misma.
Estas conclusiones sugieren que la discusión debería centrarse en cuáles serían las estrategias de política económica que ayudan a reducir las fluctuaciones del TCR que afectan el crecimiento de largo plazo, más que discutir cuál debería ser su nivel más conveniente.