En el primer mes de 2012, la calificadora Moody’s anunció un cambio en la perspectiva de la calificación de la deuda uruguaya, pasando de estable a positiva. Este último anuncio no hace más que adelantar que indudablemente Uruguay volverá a obtener el galardón de grado inversor en el corto o mediano plazo.
Estar dentro de la categoría de grado inversor permite a los países poseedores de esta calificación no sólo acceder a los mercados internacionales a mejores tasas, sino también a un más amplio universo de fondos, incluyendo ahora aquellos que tienen restringida su exposición al riesgo como, por ejemplo, los fondos de pensión. También debe de tenerse en cuenta que un aumento masivo en el ingreso de capitales puede provocar una apreciación de la moneda local, y perjudicar así la competitividad del país.
Desde 2011 ha comenzado un debate por parte del gobierno y analistas sobre si Uruguay está “bien calificado” o si las calificadoras ya deberían haberle otorgado el grado inversor, basándose en la positiva evolución de los indicadores macroeconómicos y las tasas internacionales a las que el país ha logrado colocar sus títulos.
Dados los últimos anuncios de las principales calificadoras parece claro que Uruguay recobrará finalmente el grado inversor que perdió en 2002, pero los impactos dependerán en gran medida de cuánto de esta calificación ya estén descontando actualmente los mercados y los agentes.
De todas formas es esperable que de obtenerse el grado inversor haya un incremento en la entrada de capitales al país, volviendo a poner en la agenda de discusión la posibilidad de controlar esta entrada, como lo ha hecho nuestro vecino brasileño.