Desde hace ya algunos años Argentina ha venido transitando por crecientes problemas macroeconómicos, frecuentemente acompañados por políticas económicas discrecionales, que han evitado atacar las razones fundamentales de los desequilibrios. Además de las distorsiones macroeconómicas resultantes (déficits fiscal y de cuenta corriente, alta inflación, pérdida de reservas internacionales, restricciones a la importación y al acceso de divisas, tipos de cambio múltiples, etc.), se procesó también pérdida de confianza, credibilidad y calidad institucional, las que se fueron retroalimentando entre sí. Esto derivó en que el panorama sea de gran incertidumbre, que el rumbo sea poco claro y que la luz al final del túnel aparezca distante.
En las últimas semanas el ritmo de anuncios de política económica ha sido vertiginoso, haciendo que cualquier comentario sobre la coyuntura económica en Argentina sea un desafío para los analistas: marchas y contramarchas en las decisiones (como en el caso del cepo cambiario), divorcio entre el rumbo aparente de la política económica y el discurso político y una aparente contradicción, al menos transitoria, entre las medidas (en particular en lo que refiere a mantener el financiamiento del déficit con emisión al tiempo que se elevan las tasas de interés).
En el cuerpo del informe se realiza una breve recuento de los acontecimientos de los últimos tiempos en la vecina orilla y sus implicancias y posibles impactos sobre la economía uruguaya.