El nuevo sistema de seguridad social en el Uruguay, vigente desde 1996, combina un pilar de reparto, con prestaciones definidas, administrado por el Estado y otro de capitalización individual, con administración privada. Al retirarse, el individuo recibe la prestación definida del pilar de reparto y una renta vitalicia equivalente a su ahorro acumulado en el pilar de capitalización, en caso de que le corresponda (por tener altos ingresos o por haber optado por cotizar parcialmente en ese pilar).
En este artículo se describe y se evalúa el nuevo sistema desde el punto de vista de las transferencias intra o intergeneracionales. Con ese fin se construye un modelo de microsimulación que reproduce las contribuciones y los beneficios de un conjunto de individuos representativos a lo largo de su vida. Para esos individuos se estiman trayectorias de salarios pasados y futuros, y a partir de ellas el modelo calcula las contribuciones y las prestaciones según las normas vigentes a lo largo de su vida. Esto permite calcular un índice de rendimiento del sistema (cociente entre el valor actual esperado de las prestaciones y valor actual esperado de las contribuciones) para cada individuo y su dispersión en el conjunto. Asimismo, se calculan estos índices para grupos de individuos de distintas características, de modo de identificar a los ganadores o perdedores en comparación con la situación previa a la reforma.