Hay situaciones que tanto para las instituciones como para los vínculos afectivos marcan un antes y un después. Algunas de estas generan alegría, otras como en este caso, un profundo dolor. La muerte quizás sea la más sorprendente de todas las noticias previsibles.
Hoy nos toca enfrentar la pérdida física de nuestro compañero y amigo Adrián Fernández Poncet. Con él compartimos muchos sueños, enfrentamos desafíos, y por suerte, tuvimos también la posibilidad de celebrar logros.
El aporte de Adrián a CINVE en las pequeñas y en las grandes cosas fue tan vasto, que hoy nos resulta difícil imaginarnos sin su aporte siempre crítico, siempre constructivo, siempre generoso.
Desde hace un cuarto de siglo que Adrián ayudó a que CINVE fuera la institución que somos. Para todos nosotros será más complejo enfrentar el futuro sin su contribución y sin su calidez humana. Para los más jóvenes, Adrián ha sido siempre una referencia importante, la docencia la ejerció con generosidad y compromiso. Para los que tuvimos el gusto de compartir proyectos y desafíos durante tantos años, nada será como antes.
Nos queda el consuelo de pensar que las personas se acaban de morir del todo cuando se muere el último que le ha conocido vivo.
Reciban Mariella, Adrián, Maite y Eugenia nuestro acompañamiento en estos difíciles momentos. Sepan que quienes hoy formamos parte de CINVE compartimos su tristeza y guardamos en nuestros corazones recuerdos que harán que nuestro amigo siga estando presente.
Hasta siempre, Adrián.