El dato de febrero (incremento de 1,0%, con una inflación en los 12 meses de 7,6%) se ubicó en línea con las proyecciones de cinve y de otros analistas, y resulta de importantes incrementos en frutas y verduras, frente a menores crecimientos en rubros menos volátiles.
La proyección de la inflación de cierre de 2023 se mantiene en el entorno de 8% (7,8%, frente a 8,3% en 2022) pero estará especialmente condicionada por el comportamiento de los rubros volátiles; es decir, por la resolución de la situación de sequía y la normalización posterior de la oferta.
Nuestro supuesto es que el BCU mantendrá una tendencia de estabilidad o, inclusive, la posibilidad de una disminución de la Tasa de Política Monetaria, durante 2023, a pesar de que los valores de inflación permanecerían fuera del rango objetivo.
Ello determinaría una reducción de las presiones a la revaluación del peso uruguayo, y podría observarse una devaluación frente al dólar al cierre del año, aunque todavía por debajo de los guarismos inflacionarios.