En 2015 el PIB uruguayo registró un crecimiento de 1% respecto al año anterior, resultado que fue inferior a nuestra proyección puntual (1,2%) y representa una marcada desaceleración respecto a las tasas de crecimiento registradas en años anteriores.
Ante este complejo panorama, se prevé un relativo estancamiento de la economía uruguaya en los próximos dos años. Para 2016, nuestra proyección puntual prevé un crecimiento de 0,3%, respondiendo a un contexto externo y regional crítico y un mercado interno poco dinámico. Sobre el efecto de los fenómenos meteorológicos ocurridos recientemente, se espera que debiliten el sector agropecuario, particularmente la agricultura, mientras que la producción de electricidad en represas sería mayor, y la inversión pública podría adquirir mayor magnitud ante la necesidad de reparaciones y reposición de infraestructura.
Para 2017, la información hoy disponible sugiere un panorama externo levemente más favorable que en 2016 pero aún altamente incierto. Esto es particularmente relevante en el caso de Brasil, que aún no muestra señales claras de cómo resolverá la crisis política en la que se encuentra. De todas formas, este posible repunte de nuestros socios comerciales regionales no alcanzaría para impulsar sustantivamente a la anémica situación que experimentaría la economía uruguaya. Ello se refleja en nuestra proyección puntual del crecimiento para 2017, situada en un magro 0,5%.