Cavilaciones de un trabajador (1): La Espada de Damocles sobre el empleo. Segunda Temporada

Los habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de su trabajo. Constitución de la República, Artículo 7

por Carlos Grau Pérez *

Hace un tiempo Juan se encontraba en la difícil situación de estar desocupado. En aquel momento solía escuchar su murga favorita: “La fragua fundió metales, un horno miles de aceros, pero el horno no ha doblado la esperanza del herrero, la sierra serró madero del árbol más altanero, pero no cortó su filo el sueño del carpintero…”. (1) En aquellos difíciles momentos Juan mantenía la confianza en dejar de ser desocupado.  

De vuelta a casa, leyó un grafiti que lo dejó cavilando: “en el capitalismo si hay algo peor que ser explotado, es no serlo”. Mientras estuvo desocupado sus cavilaciones giraron en torno a las explicaciones, consecuencias y políticas públicas vinculadas a la desocupación. (2)

Afortunadamente, ahora se encuentra ocupado. No obstante, le sigue dando vueltas en la cabeza el grafiti, “en el capitalismo, si hay algo peor que ser explotado, es no serlo”. Recordó entonces lo expresado por el príncipe Hamlet, “ser o no ser, esa es la cuestión: si es más noble para el alma soportar las flechas y pedradas de la áspera Fortuna o armarse contra un mar de adversidades…”. (3)

Tener trabajo cambió significativamente su situación. Sin embargo, sus cavilaciones seguían presentes, aunque ahora su centro era otro: tener trabajo le daba la tranquilidad de tener un ingreso mensual seguro, al menos, mientras mantuviera el empleo. Recordó, entonces, las noticias sobre la situación de Parmalat, Paycueros, Frigorífico Casa Blanca, Calcar, Camposol, Coleme, Grupo Gloria, Yazaki… y se imaginó sobre él, siempre amenazante, una espada de Damocles pendiente de caer, la misma que ya se había desplomado sobre 152.000 personas a marzo de este año.  No tenía pruebas, pero tampoco dudas, acerca de a quién le corresponde en este caso el papel de Dionisio.

La imagen de la espada de Damocles lo llevó a pensar en la noticia que había escuchado en días recientes: “ANCAP tuvo en el año 2024 una pérdida de 118 millones de dólares” y reflexionó: ¿en lugar de centrar la atención en ese resultado puntual, no se debería pensar en el futuro de la empresa?, ¿acaso no pende sobre ANCAP una amenazante espada de Damocles?

¿No debería estar en el banquillo de los acusados una empresa cuyo giro principal es la producción de hidrocarburos, – es decir, bienes que generan emisiones de carbono – ubicada en un país que emitió un bono indexado a indicadores de sostenibilidad y cambio climático que prevé, en caso de cumplir con las metas ambientales, beneficiarse con una reducción en la tasa de interés en un contexto de delicada situación fiscal?

Sumado a lo anterior Juan se preguntó: ¿el aumento en la cantidad de vehículos eléctricos de los últimos años no supone una amenaza? Si se redujera el principal componente de la demanda de ANCAP, ¿no estaría en riesgo la viabilidad económica de la empresa?

Según datos aportados por el Ministerio de Industria Energía y Minería (MIEM), en el año 2024 había en el país 23.797 vehículos eléctricos, lo que implica 14,7 cada 1.000. Su evolución en los últimos años muestra un crecimiento exponencial, es decir, viene creciendo de manera muy rápida.

La dinámica que sigue la difusión de las innovaciones ha sido largamente estudiada desde el trabajo pionero de Everett Rogers (Diffusion of Innovations, 1962). Los procesos de difusión de una nueva tecnología suelen seguir una curva en forma de S con el siguiente patrón evolutivo: “la adopción de una tecnología comienza con un cambio lento cuando sólo los usuarios más predispuestos y motivados utilizan la nueva tecnología, seguido de una fase de cambio rápido de gran impacto en el que su uso empieza a masificarse, para acabar en una etapa final de adopción lenta en la que el producto alcanza su madurez (saturación).

Juan se preguntó, ¿Qué estará pasando en Uruguay y en el mundo con la adopción de vehículos eléctricos? ¿A qué velocidad se estará difundiendo su uso? ¿En qué parte de la S nos encontraremos? Buscó información y se encontró con dos sorpresas. La primera fue que en Uruguay el crecimiento de la participación relativa de los vehículos eléctricos en el total de vehículos muestra una evolución similar a la que se observa a nivel del planeta, pero con un desfasaje de dos años. En el siguiente gráfico aparece esta evolución.

 

Fuente: Elaboración propia en base a información del World Economic Forum y MIEM

 

La otra sorpresa fue la rapidez con la que viene creciendo la participación relativa de los vehículos eléctricos. Todo indica, cavilaba Juan, que el proceso de difusión se encuentra en la fase de aceleración. Si se mantuviera la misma tasa de crecimiento de los últimos años, se pasaría en Uruguay de los actuales 14,8 vehículos eléctricos cada 1.000, a 192,9 en el año 2030. Si esa tasa de crecimiento se mantuviera aún después de 2030, es decir si no se hubiera llegado todavía al tramo de adopción lenta, en pocos años más desaparecerían los vehículos a combustión.

Además, el uso de la energía eléctrica para generar movimiento no se limita, cavilaba Juan, a vehículos terrestres. Leyó en la prensa que en octubre de este año estaría operativo en Uruguay un ferry eléctrico que unirá los puertos de Colonia con el de Buenos Aires.  También leyó sobre la existencia de aviones livianos propulsados con energía eléctrica. Se convencía cada vez más de la presencia de una espada de Damocles sobre ANCAP.

En otras latitudes la espada de Damocles también está presente como consecuencia de la definición de marcos regulatorios restrictivos. En algunos países se tomó la decisión de prohibir en un futuro cercano la venta, aunque no la circulación, de autos a combustión. Entre los países que han tomado esa decisión se encuentran Noruega, Francia, Reino Unido, Países Bajos e India.

 

No es oro todo lo que brilla

El efecto positivo en el medio ambiente de la sustitución de vehículos a combustión por eléctricos depende de la forma en que sea generada la electricidad empleada para recargar sus baterías. Si esta surge de centrales eléctricas que usan combustibles fósiles, puede suceder que lo que no se va en lágrimas se vaya en suspiros. Juan buscó información al respecto y quedó esperanzado. En el año 2024 del total de energía eléctrica generada por UTE solamente el 3,7% correspondió a centrales térmicas, que son las que usan combustibles fósiles, el 80,8% correspondió a generación hidráulica, el 14,9% a eólica, y el 0,7% a fotovoltaica.

Dando un paso más en sus cavilaciones se preguntó si el incremento en la demanda de energía eléctrica que genera el aumento en la cantidad de vehículos eléctricos podría ser abastecido con la actual infraestructura de UTE o si será necesario realizar inversiones. En caso de que la respuesta a esta interrogante fuera afirmativa, se preguntó, ¿será posible mantener la actual estructura de generación o será necesario recurrir a la generación térmica en mayor medida que en el presente? Prefirió no responder y recordó que un pesimista es una persona que cuando tiene que elegir entre dos males uno de ellos, elige ambos.

Existía otro aspecto del crecimiento de la cantidad de vehículos eléctricos que le generaba inquietud. La energía eléctrica generada por UTE tiene la particularidad de que no se puede almacenar, al menos por el momento. Esto implica que la producción debe acompañar en cada momento al consumo. Debe existir un equilibrio perfecto en todo momento entre la oferta y la demanda de energía para que la red eléctrica pueda funcionar. El sueño de Walras se hace realidad, al menos en la distribución de energía eléctrica.

Como consecuencia de la necesidad de ese equilibrio las empresas eléctricas enfrentan un importante desafío: contar con infraestructura suficiente para abastecer la demanda de energía en el pico, es decir en el momento de mayor demanda. Esto implica que en momentos que no se está en el pico de demanda, la capacidad de producción va a ser mayor a la necesaria, generándose así capacidad ociosa que incrementa los costos de operación.

Estudios realizados muestran que el crecimiento en la cantidad de vehículos eléctricos va de la mano de un aumento de la demanda de energía eléctrica en el pico, lo que incrementa los costos de producción y, por lo tanto, podría incrementarse el precio de la energía eléctrica. (4) Una vez más, le vino a la cabeza la imagen de la espada de Damocles.

La necesidad de ajuste perfecto en cada momento entre oferta y demanda genera además un problema al uso de las energías renovables. Si la oferta de energía depende de la presencia de viento o sol, es de esperar que por momentos haya faltantes y en otros sobrantes de energía eléctrica renovable (como parece ser lo sucedido en el reciente apagón de España). Una manera de optimizar la operación de la red sería poder acumular la energía renovable que resulta excesiva y por tanto no se carga a la red. Una alternativa es emplearla en la producción de energía acumulable como el hidrógeno verde o el nitrógeno líquido.

Sin reconversión productiva, cavilaba Juan, ¿no podrá el futuro de ANCAP describirse como la crónica de una muerte anunciada? Intentó asignar la responsabilidad de esta situación a una persona, y se le ocurrió que el dedo acusador debería apuntar a Michael Faraday, por ser a quien se le identifica como el creador del motor eléctrico.

Un posible camino a recorrer por ANCAP para asegurar su viabilidad es la producción de hidrógeno verde. Esta estrategia no está exenta de dificultades. Esto quedó de manifiesto con la renuncia de su presidente el año pasado por controversias en torno a este tema.  En un comunicado de la empresa se dice: “en su carta de renuncia expresa tener una “posición diferente” en visiones de mediano y largo plazo en la estrategia empresarial”.

Paradójicamente, la producción de hidrógeno verde se lleva a cabo a partir de un proceso denominado electrólisis, el que, al igual que el motor eléctrico, se debe a Faraday. Aplica para este inventor aquello de una de cal y una de arena.

 

Empleo generado por empresas privadas

En determinado momento Juan se dio cuenta que sus cavilaciones acerca del futuro de ANCAP habían ido muy lejos dejando de lado que su situación laboral estaba asociada a la suerte del sector privado. Recordó entonces algo que se dijo durante un debate electoral en el año 2019. En esa ocasión, un economista del Partido Colorado se dirigió a un sindicalista representante del Frente Amplio diciéndole: “por eso te digo Oscar, la próxima vez que veas un empresario dale un abrazo y decile muchas gracias por ser como sos… El único creador de empleo, el único fabricante de empleo es el empresario, tenemos que cuidarlo un poco”.

El recuerdo del debate le despertó la curiosidad por saber cuánto empleo generan las empresas en nuestro país, especialmente aquellas que el panelista calificó como el único fabricante de empleo.

Encontró información publicada por el INE que indicaba que en diciembre de 2023 el empleo en nuestro país ascendía a 1.723.800 personas, de las cuales el 54,3% correspondía a empresas privadas, el 17,0% al sector público, el 24,0% al trabajo por cuenta propia, y el resto a patrones, cooperativistas y trabajadores participando en un programa social de empleo. Es decir, el empleo generado por las empresas privadas representa algo más que la mitad del empleo total. Se puede ver el vaso medio lleno, o verlo medio vacío, pensó.

 

La espada de Damocles sobre el empleo del sector privado

Sobre el empleo en el sector privado cavilaba Juan, pende más de una espada de Damocles. Identificaba la trilogía conformada por: a) el lento crecimiento del PIB, b) el riesgo generado por el cambio tecnológico y c) las nuevas modalidades de contratación de la fuerza de trabajo.

 

Crecimiento de la producción

Para Juan un dinamizador natural de la demanda de trabajo es el aumento de la producción. A   partir de información publicada por el INE, un economista amigo estimó que en los últimos años por cada punto porcentual de crecimiento del PIB el empleo creció 0,14 puntos porcentuales (5). Lamentablemente esta información le indicaba que no se puede esperar mucho al respecto, le recordó a la lucha de David con Goliat. Pensó entonces que más vale verse sorprendido que decepcionado.

La información acerca de las perspectivas de crecimiento no le resultaban nada alentadoras. Leyó en la prensa: “El Producto Interno Bruto (PIB) de Uruguay registró un crecimiento del 3,1% durante el año 2024. La expansión observada respondió fundamentalmente al efecto rebote posterior a la desaceleración del período anterior, junto con ciertos impulsos sectoriales puntuales. Las proyecciones de CINVE para el bienio 2025-2026 muestran una moderación en el ritmo de crecimiento económico. En 2025, se espera que el PIB crezca 2,4% y, de no mediar impulsos adicionales, la economía en 2026 presentaría un crecimiento esperado algo inferior, próximo al 2%”. (6)

 

Luces y sombras del cambio tecnológico

Juan tenía una manera sencilla de definir el cambio tecnológico, lo consideraba aquello que permite que hoy sea posible lo que ayer parecía imposible, autos que circulan sin conductor; transacciones bancarias sin necesidad de entrar a un banco; pagos y cobros que no requieren la intervención humana; robots que realizan intervenciones quirúrgicas; drones que distribuyen bienes; que permiten realizar agricultura de precisión, algoritmos que toman decisiones gerenciales; que sustituyen la programación realizada por humanos, que escriben guiones… Recordó entonces la huelga llevada adelante por el Sindicato de Guionistas de EEUU en el año 2023. Una de sus reivindicaciones era reducir el uso de la inteligencia artificial en la elaboración de los guiones. Se puso a cavilar entonces acerca de lo complejo de las repercusiones del cambio técnico en el mundo del trabajo.

En la historia de la humanidad, los avances tecnológicos sustituyeron la mano de obra humana, proceso que en los últimos años se ha acrecentado rápidamente a nivel global. Este fenómeno también se observa en Uruguay, pero a menor velocidad. Lo que sucede pensó Juan, es que el incentivo a invertir en capital que sustituya mano de obra aumenta con el valor de los salarios. Cuanto más altos son, mayor rentabilidad genera la sustitución, o sea, mayor incentivo a la inversión. Existe una ventaja de que el proceso sea lento, pensó Juan, da tiempo a que las personas se reconviertan a las nuevas capacidades que requiere el mercado de trabajo. Dicen que no hay mal que por bien no venga.

En países caracterizados por salarios altos, existe una espada de Damocles que podría enlentecer el proceso de incorporación de avances tecnológicos. Así como la existencia de salarios elevados aumenta la rentabilidad de sustituirlos, incrementar el costo del capital la disminuye. Esto podría suceder si prosperara la iniciativa presentada en el Parlamento Europeo en el año 2017 por una eurodiputada perteneciente al Partido Socialista Obrero Luxemburgués de poner un impuesto a los robots. En su informe destaca que los robots pueden incrementar la desigualdad y señala una posible “necesidad de exigir a las empresas que informen acerca de en qué medida y proporción la robótica y la inteligencia artificial contribuyen a sus resultados económicos, a efectos de fiscalidad y del cálculo de las cotizaciones a la seguridad social (7). La propuesta generó un rechazo casi unánime, con la destacada excepción de Bill Gates que la apoyó.

La preocupación por la desigualdad que motivó la propuesta de la imposición a los robots es compartida por la Organización Internacional del Trabajo. El año pasado la institución expresó que se necesitan políticas integrales para que los beneficios del progreso tecnológico se repartan de forma amplia y lleguen a los trabajadores, porque de lo contrario los avances como la inteligencia artificial puede agravar la desigualdad en el empleo y los ingresos. Necesitamos políticas que promuevan una distribución equitativa de los beneficios económicos, prácticas laborales justas y un crecimiento inclusivo.

Juan estaba analizando un documento preparado como aporte para el XV Congreso del PIT-CNT (8) que se estaba desarrollando mientras lo leía y se detuvo al encontrar esta afirmación: “La revolución tecnológica, caracterizada por la automatización, la digitalización y el avance acelerado de las tecnologías de la información y la inteligencia artificial agrega un campo extra de incertidumbre. Estos cambios están transformando radicalmente los sistemas productivos, las relaciones laborales y las formas de organización social. Ante ello nuestro país tiene el desafío de no perder el tren de la transformación tecnológica y a la vez proteger los derechos laborales y reconvertir laboralmente las profesiones que están amenazadas”. En el impacto del cambio tecnológico veía tanto luces como sombras.

 

Nuevas modalidades de contratación, ¿todo tiempo pasado fue mejor?

El mundo del trabajo está siendo afectado por cambios en la forma de contratación de la fuerza de trabajo, particularmente por la empleada por las empresas – plataforma como: PedidosYa, Rappi, Eats, Uber, Cabify SoyDelivery, Oxend… estaba Juan es esas cavilaciones cuando salió a recibir la cena que había encargado estableciéndose el siguiente diálogo:

Juan: Disculpé, la propina no es muy generosa, hasta hace poco estaba desocupado, ahora por suerte no. Si bien mi situación económica es mejor, sigue siendo precaria.

Delivery: Lo entiendo, no se haga problemas. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero no creo que mi situación sea mejor. Me encuentro entre el 46% de los repartidores que trabaja por encima de las 58 horas semanales.

Juan: Eso excede lo máximo que permite la ley.

Delivery: Puede ser, pero es necesario para poder llegar a fin de mes

Juan se despide del Delivery y se queda pensando si el marco normativo que regula las relaciones laborales en nuestro país está a la altura de las circunstancias. Si el emergente que resulta del desarrollo de la economía de plataformas está adecuadamente contemplado. No podemos aspirar a un mundo de trabajo digno con una regulación laboral del pasado que no contemple adecuadamente las nuevas realidades, pensaba Juan.

Continuaba leyendo el documento del Congreso del PIT-CNT y se detuvo en esta parte: “Es necesario atender el caso del creciente negocio de las plataformas, donde se apuesta a diluir en apariencia la relación de dependencia, de manera de trasladar costos que debieran asumir las empresas hacia los trabajadores. El Estado debe laudar el debate en torno a la naturaleza jurídica de la relación de trabajo en el mismo sentido que lo ha hecho la jurisprudencia, reconociendo a estos trabajadores como dependientes y, por ende, regidos por la normativa laboral nacional del sector privado”. Es sabido, pensó Juan, que a río revuelto ganancia de pescador.

Repentinamente sus cavilaciones cambiaron su eje y se centraron en sus dificultades para vivir sin sobresaltos económicos a pesar de tener un ingreso mensual seguro.  Le vinieron entonces a la cabeza una infinidad de preguntas: ¿La desindexación salarial mejoraría el poder adquisitivo de los trabajadores? ¿Para lograr el mismo objetivo, no podría plantearse la desindexación de los ingresos de las empresas que son quienes fijan los precios? La búsqueda de reducir la inflación mediante una política monetaria contractiva, ¿favorece a los trabajadores? ¿La implementación de un IVA personalizado incrementaría el poder adquisitivo de los trabajadores? ¿No hay margen para modificar el diseño actual del IRPF para mejorar la situación de los trabajadores? ¿No deberían los futuros aumentos salariales favorecer en mayor medida a los trabajadores con salarios más bajos?

Se dio cuenta que ya era muy tarde, la jornada se le había hecho larga y al otro día tenía que madrugar.

Decidió entonces dejar las cavilaciones en torno a estas preguntas para una nueva jornada y se fue a dormir tarareando: “De aquel hombre me acuerdo y no han pasado sino dos siglos desde que lo vi, no anduvo ni a caballo ni en carroza: a puro pie deshizo las distancias y no llevaba espada ni armadura, sino redes al hombro, hacha o martillo o pala, nunca apaleó a ninguno de su especie: su hazaña fue contra el agua o la tierra, contra el trigo para que hubiera pan, contra el árbol gigante para que diera leña, contra los muros para abrir las puertas, contra la arena construyendo muros y contra el mar para hacerlo parir…”. (9)

 

__________

Referencias

  1. Falta y Resto, Presentación del año 1984
  2. Grau Pérez, C. (2023): Cavilaciones de un desocupado 1/3. Indefensión aprendida.  Grau Pérez, C. (2023): Cavilaciones de un desocupado 2/3. En busca de explicaciones, la navaja de Ockham.  Grau Pérez, C. (2023): Cavilaciones de un desocupado 3/3. Buscando herramientas para enfrentar los actuales desafíos del mundo del trabajo.
  3. Shakespeare, W. Hamlet, Acto tres, escena primera.
  4. Briceno-Garmendia, C; W; Qiao, V; Foster, (2023): The Economics of Electric Vehicles for Passenger Transportation, World Bank Group.
  5. La estimación de la elasticidad fue realizada en cinve por Rafael Mosteiro. El valor obtenido está en línea con la estimación para países de América Latina incluidas en: Labor Market Dynamics… (2020) FMI WP/20/19
  6. cinve (2025): Desaceleración del crecimiento en un contexto de restricciones estructurales: https://cinve.org.uy/desaceleracion-del-crecimiento-en-un-contexto-de-restricciones-estructurales/
  7. Shiller, R; (2017): ¿Robotización sin Imposición?, Proyect Syndicate.
  8. Aporte al XV Congreso del PIT-CNT. Informe en Mayoría de la Comisión Política del XV Congreso. Trabajadoras y Trabajadores de Cara a un Nuevo Uruguay.
  9. Alfredo Zitarrosa: Hoy desde aquí.

________________________________

(*) Carlos Grau Pérez es Economista, Investigador del CINVE, Docente Universitario, Máster en Economía por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.

 

Imagen de Chil Vera en Pixabay sword-8851916_1280

 

 

Más vistos

Noticias relacionadas