«MONTEVIDEO (Uypress) – Habiendo completado casi la mitad del mandato, y teniendo en cuenta el grave impacto que tuvo la pandemia del Covid-19 en todas las esferas de la sociedad, ¿qué consideraciones pueden realizarse sobre los resultados en materia económica del actual gobierno? En primer lugar, con una óptica de corto plazo.
Sin lugar a duda, la pandemia fue un acontecimiento singular, que a lo largo de un siglo sólo se registra en un puñado de ocasiones. Y tuvo un efecto extraordinario sobre Uruguay. En la actual coyuntura, la situación parece haberse revertido. La economía ha logrado recuperar los niveles de actividad y de desempleo previos a la emergencia sanitaria, pero las secuelas que ha dejado en términos sociales son importantes. Hoy Uruguay tiene mayores niveles de pobreza, más precarización del empleo, mayor desigualdad, etc.
Teniendo claro que el impacto más importante de la pandemia se expresa en términos de pérdida de vidas, y de personas que han quedado con secuelas duraderas, desde la perspectiva de la economía se pueden realizar algunas consideraciones. Durante la emergencia sanitaria, en 2020, la actividad económica en Uruguay cayó menos que en otros países de la región, pero el proceso de recuperación post-pandemia ha sido relativamente lento y recién en el correr de este año el PIB de la economía uruguaya alcanzará los niveles pre-pandemia.
Esto llama la atención, sobre todo si se tiene en cuenta que Uruguay ha tenido un «doble viento de cola»: están todavía en marcha las obras asociadas al proyecto de UPM2, con todo el impacto que ello significó sobre la actividad económica, y se mantienen los excelentes precios internacionales para los principales productos exportados. El aporte del proyecto se UPM2 se manifiesta, entre otros aspectos, en que el sector de la construcción no tuvo caída alguna a lo largo de los dos últimos años. Los beneficios derivados de los altos precios de los bienes exportados han implicado un notable aprovechamiento por parte de la producción agropecuaria. No debe perderse de vista que, a diferencia de otros países, como es el caso de Argentina que aplica retenciones, en Uruguay no existen trabas comerciales, ni desincentivos para la exportación.
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