La economía uruguaya creció finalmente 4,9% en 2022 frente al año anterior, pero registró dos trimestres consecutivos de caída, en términos desestacionalizados, ingresando en una situación recesiva, si consideramos una definición “simple”.
El principal componente que impulsó el crecimiento fue el consumo de los hogares, con una incidencia de 3,9 puntos en el crecimiento del PIB de 4,9%. La inversión registró una incidencia de 1,7. Pese al excepcional comportamiento de las exportaciones, el efecto del sector externo en el PIB fue neutro, compensándose el incremento de las primeras con un aumento similar de las importaciones de bienes y servicios.